sábado, 22 de septiembre de 2007

Esteban Escalante en la mesa ''Activismo por los DDHH''

Quisiera empezar por hacer un breve comentario sobre lo que ha acontecido en nuestra universidad estas semanas. Bueno, mientras transcurría el III Encuentro de Derechos Humanos de la Pucp, mientras se celebraba desde el plano académico y artístico los grandes avances y lo arduo de la lucha por estos derechos, decenas de estudiantes se organizaron y salieron a manifestarse en contra de la falta de atención de la mesa directiva al pliego de reclamo de los trabajadores, de la falta de compromiso con los acuerdos tomados con la facultad de arte, pero sobre todo en contra de la actitud de lavarse las manos que adoptó esta universidad, la cuál en su discurso se define como humanista y católica. En mi opinión personal, fue algo genial ver a trabajadores y estudiantes de diversas áreas unidos haciendo sentir su voz, y eso algo de lo que la universidad se debería sentir orgullosa, ya que para eso nos están formando, no sólo para que seamos excelentes profesionales, sino para que seamos lo suficientemente sensibles con la realidad como para actuar si las circunstancias lo requieren y para tomar partido por las causas que creamos justas.

Bueno, más o menos siguiendo esta misma línea, haré una presentación de JUDEH. En 1er lugar somos un grupo de jóvenes activistas por los derechos humanos, pero somos activistas porque tenemos la convicción de que para transformar el país en algo tangiblemente mejor, es necesario que los jóvenes hagamos algo más que ejercer bien nuestras profesiones. Intentamos hacer política desde los espacios juveniles, sin considerar a la política como el alineamiento en algún partido político y sin pensar que “politizar” sea una mala palabra, como al parecer lo cree nuestro bien habido alcalde metropolitano.

Hacemos esto porque somos concientes de lo lamentable y vergonzosa que es la situación de los DDHH en nuestro país, este año nada más hemos visto a nuestro presidente clamando porque se viole el derecho fundamental de los hombres y mujeres, es decir, el derecho a la vida, mediante la aprobación de la pena de muerte; vemos que en nuestro país muchos menores mueren por enfermedades tan curables como la gripe porque no reciben el tratamiento a tiempo; vemos en nuestro congreso a la ilustrísima Martha Hildebrandt renegar en pos de la inutilidad del respeto y fomento de lenguas como el quechua o el aimara. Lo situación de los DDHH y de la dignidad de nuestro pueblo es una realidad violentada a la que no le podemos dar la espalda. Por lo menos, en JUDEH decidimos no hacerlo.

JUDEH nace en el XI Taller Descentralizado de Formación Integral en Derechos Humanos que realiza APRODEH, taller al cuál asistimos alrededor de 30 jóvenes de diferentes organizaciones que trabajaban por los DDHH. Por entonces estaba cerca el 5 de abril, fecha en que se cumplían 15 años del fatídico Autogolpe que hizo Fujimori, y es con ese motivo y en ese espacio que nace la preocupación por hacer algo con respecto a cómo reaccionaría la población no sólo con esa fecha, sino qué es lo que pasaría cuando Fujimori regresara al Perú, ya fuese con esposas en las manos o sonriendo burlonamente como el sabe hacer. La posición unánime era en contra del otrora dictador, nos indignaba que todas sus fechorías hubiesen quedado impunes y que el pueblo peruano no respondiera frente a esta afrenta a su dignidad. Es así que nos enteramos que otras organizaciones de Derechos Humanos organizaban un acto público para el 4 de abril (el 5 no porque era semana santa y no iba a haber mucha gente en Lima) y decidimos organizarnos para plegarnos a esta iniciativa. Surgió la idea de hacer un stand itinerante que recorriera diferentes universidades, para así traer a la memoria de la gente este tema y movilizarlos para la fecha pactada. Nos conformamos bajo el nombre de JUDEH, y a nuestro stand itinerante le llamamos “Feria Rodante Contra la Impunidad”. Paseamos a esta feria por San Marcos, la UNI, la PUCP, y bueno, en la Villareal la administración aprista nos negó el permiso, así que allí no lo hicimos. Estuvimos trabajando en esto un par de semanas, hasta que llegó el día del Plantón, el mismo que coincidió con una marcha de los estudiantes universitarios que reclamaban por sus derechos y el respeto a la gratuidad de la educación. Habíamos ya acordado unir ambos actos públicos y hacerlo uno solo en el punto de encuentro, el cuál era el ministerio público, no fuimos al congreso porque estaba prohibido, ya que los congresistas necesitan “silencio” para que sus brillantes cabezas trabajen por el mejor de nuestros futuros. En fin, unos cuantos quisieron llegar hasta el congreso, la policía nos reprimió brutalmente con caballos y pinochitos, en esos momentos uno sólo se preocupa en correr y en que no le caiga ningún macanazo, pero recuerdo haber visto maltratos terribles, recuerdo a siete policías que golpeaban furiosamente a un estudiante, y recuerdo a otros más metiéndose a una de las tiendas de la Av. Abancay para sacar a una chica arrastrándola de los cabellos. Fue, como ya dije, una represión brutal, los comentarios luego esa tarde oscilaban entre la furia y la indignación; los derechos humanos, por los que habíamos luchado aquel día, habían sido violentados en nuestros rostros, era algo serio, tangible, mucho más de lo que algunos lo imaginábamos.

Desde ese día JUDEH comenzó un trabajo constante, cogimos la Extradición de Fujimori como nuestro tema principal, pero no nos limitamos a eso, sino que nos esforzamos por participar en diversas áreas.

Hemos participado en plantones, protestas, marchas, etc. Hemos organizado estas Ferias Rodantes en busca de sensibilizar a las personas que nos vean y nos escuchen, nos hemos aliado con otras organizaciones como Todas las Voces, Integración Estudiantil o los Familiares de las Víctimas del Caso Cantuta en la Coordinadora contra la Impunidad, para accionar desde allí por este tema y junto con ellos estamos organizando unos eventos Interuniversitarios contra la Impunidad, hemos hecho teatro callejero por la salud…. Bueno, en realidad, hemos hecho bastantes cosas.

La diversidad de trabajos que se hacen responden a nuestra objetivo de pensar en nuevas formas de entrar a lo público, nuevas formas de hacer política y llamar la atención sobre los temas que nos conciernen. Entendemos que nuestras principales dificultades son la situación que los DDHH tienen en nuestro país y el momento histórico en el que nos encontramos, y que estos elementos nos obligan a ser creativos y abiertos a diferentes opciones. Hace poco, por ejemplo, hemos hecho un video que se proponía recoger las opiniones de los jóvenes en diversos puntos de la capital, opiniones sobre derechos humanos y CVR. Sabíamos que lo que encontraríamos nos mostraría la desinformación que ya intuíamos que existía sobre el tema, pero no esperábamos encontrar que el desinterés fuera tanto que las opiniones fueran tan adversas. Encontramos, por ejemplo, a una persona que nos contaba que la CVR llegó a su pueblo, prometió reparación y mejoras, pero que nada de esto se cumplió…para esta persona, la CVR lo había engañado.

Y es que el trabajo se hace bastante difícil, es una brecha muy grande que cerrar, es un trabajo que NECESITA de varias manos. Es una situación que cuando se alimenta de nuestro desinterés, sólo tienda a crecer y a profundizar la herida.

Bueno, por otro lado, en cuanto a nuestra época, una que anda entre tiempos posmodernos y pasados violentos y dogmáticos, encontramos que lo real es que existe una gran desunión entre las fuerzas y los grupos que buscamos un cambio a la situación de desigualdad y pobreza que vivimos diariamente. No encontramos un movimiento grande con ideas comunes y cohesionadotas en que podamos situar nuestra actividad. Pero, además, por otro lado, entendemos que no podemos buscar un activismo como el del siglo pasado, esta poética del militante que direcciona sus anhelos y sus metas íntegramente hacia el fin último de la utopía, simplemente ya no se da. No porque se deje de creer en las utopías, sino porque este tipo de entrega rígida y dogmática, completamente comprometida, ya no es funcional al individuo de nuestra época.

El asunto es que JUDEH se encuentra en esta disyuntiva, nos proponemos repensar las maneras en las que se puede activar cosas en pro del ideal del respeto por los Derechos Humanos. Intentamos no dejarnos ganar por el desanimo que surge ante unas condiciones bastante, pero no queremos repetir los modelos del pasado. Buscamos nuevas formas, apostando por la unión y la coordinación. Es un trabajo difícil pero sabemos que podemos.

Ahora, es necesario siempre consolidar nuestra convicción y nuestro trabajo…en el transcurso de nuestras actividades hemos tenido que reelaborar constantemente nuestros lineamientos y nuestras ideas. Me gustaría exponer las ideas y los supuestos que nos guían:

Entendemos que los derechos humanos no pueden ni deben ser asimilados como un dogma, es decir, creemos en ellos, en su sentido y en el valor que le dan a la dignidad humana, pero también somos críticos en cómo están planteados algunos de ellos. Por ejemplo, muchos derechos están basados en la propiedad privada, la individualidad y la racionalidad, y se legitimizan a través de la legalidad, pero, muchos pueblos indígenas o no occidentales, basan su cosmovisión en otras cosas, no podemos ser etnocéntricos en este asunto.

Estos nos ha obligado a reflexionar sobre lo poco productivo de un trabajo “evangelizador”, por así decirlo, en materia del discurso de los Derechos Humanos. Preferimos trabajar apuntando a otra estrategia, apuntando a que este discurso sea integrado y recreado socialmente; nuestro sueño es la autodefensa popular en materia de DDHH, y una autodefensa que se base en lo que el pueblo mismo piensa, perciba y anhele.

Preferimos hablar con la verdad, no somos una organización muy popular ni de base ni masiva ni nada por el estilo. Somos estudiantes clase medieros, somos una militancia light o “políticamente correcta” como nos llamó un amigo. Nosotros no vamos a ser actores centrales en cambiar al Perú, a nosotros no nos toca, sabemos que estas tareas hasta aquí mencionadas nos rebasan en gran medida, pero son la perspectiva que tenemos en cuenta a la hora de trabajar.

Lo que nosotros nos proponemos desde lo que somos es transmitir las herramientas con las que fuimos privilegiados, es crear espacios de actividad y reflexión sobre los DDHH, es crear mayores espacios para el activismo y para la política. En esa línea se han enmarcado nuestros trabajos, en crear impacto y conciencia, como por ejemplo aquel teatro callejero que hicimos en Los Olivos para una campaña de ForoSalud;

Se ha enmarcado, nuestro trabajo, en despertar aquella indignación inquieta en los jóvenes, que sabemos tienen la capacidad de hacer cosas, pero debemos organizarnos. En realidad buscamos comprometer más gente a la causa, buscamos que los jóvenes tengamos una posición ética frente a las cosas, pero que esta posición se active, se organice y se comprometa con el sueño de que las cosas cambien. Otro mundo es posible, es el slogan del Foro Social Mundial, nosotros pensamos en otro Perú posible, en otra realidad posible.

Ahora, no sólo es la creación de estos nuevos espacios, sino también la coordinación con otras organizaciones ya existentes, en esta línea se encuentra nuestro trabajo con la Coordinadora contra la Impunidad, con la que trabajamos por que no se olviden los actos de violaciones a los DDHH sin una sanción que haga saber que a los peruanos se les respeta, que aquí en el Perú debe imponerse el estado de derecho y el respeto a la vida. Porque al final de eso se trata, de defender la vida de las violaciones, ya vengan estas de las armas o de una política económica neoliberal; el asunto es entender que si esperamos, como el chiste de Manolito y Mafalda, que la realidad sea bonita para enfrentarla, estamos perdidos. Porque al final se trata de darnos cuenta, de organizarnos… y de actuar.

Esteban Escalante - JUDEH

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